jueves, 26 de mayo de 2016

  La paloma y la hormiga. Fábula sobre la amistad.
  • La paloma y la hormiga. Fábula sobre la amistad A través de las fábulas infantiles podemos transmitir a los niños un mensaje de enseñanza en forma de moraleja. Estas enseñanzas suelen transmitirlas estos cuentos cortos a través de los animales que las protagonizan.
    Las fábulas sirven para entretener y a la vez educar a los niños. En 'La paloma y la hormiga' los niños aprenderán a valorar el respeto, la gratitud y la reciprocidad en los favores recibidos.
     
Una paloma volaba cuando vio cómo una hormiga, que se había caído al río, se estaba ahogando. Rápidamente acudió a salvarla y la hormiga, agradecida, prometió que intentaría devolverle el favor a pesar de su pequeño tamaño. Tiempo después pudo cumplirlo al picar en la mano a un cazador que estaba a punto de disparar a la paloma.


Moraleja: Toda buena acción recibe su recompensa.
Las fábulas son relatos cortos en los que muchas veces animales y objetos inanimados son capaces de hablar y expresarse y presentan características humanas. Suelen utilizarse como recurso didáctico para enseñar sobre los vicios y defectos de las personas.
De esta manera, las fábulas encierran una moraleja o una enseñanza a través de la que pretende dejar en evidencia determinadas actitudes que no son muy correctas.

Las fábulas son un recurso muy útil para educar a los niños, ya que a través de relatos cortos y entretenidos les enseñamos lo que está bien y lo que no.

La liebre y la tortuga.

La liebre y la tortuga dicidieron competir en una carrera. La liebre estaba muy segura de ganar y reía de la pobre torguga, que avanzaba por el camino paso a paso. Tanto se confió la liebre que decidió echar una siesta antes de llegar a la meta. La tortuga siguió caminando y mientras la liebre dormía, la tortuga ganó la carrera.

Moraleja: La perserverancia siempre triunfa, y no hay que confiarse ni burlarse de los demás

viernes, 20 de mayo de 2016

Angelito



 
 
 
 
 
 
Un angelito
canta y vuela.
No hace mandados
ni va a la escuela.
Nadie lo reta,
nadie le pega,
anda descalzo,
juega que juega.
 
Actividades para sala de 4 años:
1) Realizar un angelito con masa de sal.
2) Pintar la figura de un angelito que la docente llevara.
3) Tratar de escribir el nombre de angelito y
4) Realizar un dibujo.
 
 
 
 
 
POESIA DEL PATITO.
 
 
Quiero tener un patito
lindo, hermoso y glotón,
que sea muy pequeñito
blanco como el algodón.
Quiero hacer un laguito,
para que pueda nadar
con una casita de piedra
con ventanas al mar.
 
 
 
Actividades para sala de 3, 4 y 5 años:
1) Re narrar la poesía.
2) La docente preguntara las características del patito.
3) La docente preguntara con que material esta hecha la casita del patito.
4) los niños de 3 años pintaran la figura de un patito, mientras los niños de 4 y 5 trataran de dibujar todo lo que dice la poesía y los pintaran.
 
 

jueves, 12 de mayo de 2016

Historia de una Princesa, su papá y el Príncipe Kinoto Fukasuka

Esta es la historia de una princesa, su papá, una mariposa y el Príncipe Kinoto Fukasuka.
Sukimuki era una princesa japonesa. Vivía en la ciudad de Siu Kiu, hace como dos mil años, tres meses y media hora.
En esa época, las princesas todo lo que tenían que hacer era quedarse quietitas. Nada de ayudarle a la mamá a secar los platos. Nada de hacer mandados. Nada de bailar con abanico. Nada de tomar naranjada con pajita. Ni siquiera ir a la escuela. Ni siquiera sonarse la nariz. Ni siquiera pelar una ciruela. Ni siquiera cazar una lombriz. Nada, nada, nada. Todo lo hacían los sirvientes del palacio: vestirla, peinarla, estornudar por... –atchís–, por ella, abanicarla, pelarle las ciruelas. ¡Cómo se aburría la pobre Sukimuki!
Una tarde estaba, como siempre, sentada en el jardín papando moscas, cuando apareció una enorme Mariposa de todos colores. Y la Mariposa revoloteaba, y la pobre Sukimuki la miraba de reojo porque no le estaba permitido mover la cabeza.
–¡Qué linda mariposapa! –murmuró al fin Sukimuki, en correcto japonés.
Y la Mariposa contestó, también en correctísimo japonés:
–¡Qué linda Princesa! ¡Cómo me gustaría jugar a la mancha con usted, Princesa!
–Nopo puepedopo –le contestó la Princesa en japonés.
–¡Cómo me gustaría a jugar a escondidas, entonces!
–Nopo puepedopo –volvió a responder la Princesa haciendo pucheros
–¡Cómo me gustaría bailar con usted, Princesa! –insistió la Mariposa.
–Eso tampococo puepedopo –contestó la pobre Princesa.
Y la Mariposa, ya un poco impaciente, le preguntó:
–¿Por qué usted no puede hacer nada?
–Porque mi papá, el Emperador, dice que si una Princesa no se queda quieta, quieta, quieta como una galleta, en el imperio habrá una pataleta.
–¿Y eso por qué? –preguntó la Mariposa.
–Porque sípi –contestó la Princesa–, porque las Princesas del Japonpón debemos estar quietitas sin hacer nada. Si no, no seríamos Princesas. Seríamos mucamas, colegialas, bailarinas o dentistas, ¿entiendes?
–Entiendo –dijo la Mariposa–, pero escápese un ratito y juguemos. He venido volando de muy lejos nada más que para jugar con usted. En mi isla, todo el mundo me hablaba de su belleza.
A la Princesa le gustó la idea y decidió, por una vez, desobedecer a su papá.
Salió a correr y bailar por el jardín con la Mariposa.
En eso se asomó el Emperador al balcón y al no ver a su hija armó un escándalo de mil demonios.
–¡Dónde está la Princesa! –chilló.
Y llegaron todos sus sirvientes, sus soldados, sus vigilantes, sus cocineros, sus lustrabotas y sus tías para ver qué le pasaba.
–¡Vayan todos a buscar a la Princesa! –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Y allá salieron todos corriendo y el Emperador se quedó solo en el salón.
–¡Dónde estará la Princesa! –repitió.
Y oyó una voz que respondía a sus espaldas:
–La Princesa está de jarana donde se le da la gana.
El Emperador se dio vuelta furioso y no vio a nadie. Miró un poquito mejor, y no vio a nadie. Se puso tres pares de anteojos y, entonces sí, vio a alguien. Vio a una mariposota sentada en su propio trono.
–¿Quién eres? –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Y agarró un matamoscas, dispuesto a aplastar a la insolente Mariposa.
Pero no pudo.
¿Por qué?
Porque la Mariposa tuvo la ocurrencia de transformarse inmediatamente en un Príncipe. Un Príncipe buen mozo, simpático, inteligente, gordito, estudioso, valiente y con bigotito.
El Emperador casi se desmaya de rabia y de susto.
–¿Qué quieres? –le preguntó al Príncipe con voz de trueno y ojos de relámpago.
–Casarme con la Princesa –dijo el Príncipe valientemente.
–¿Pero de dónde diablos has salido con esas pretensiones?
–Me metí en tu jardín en forma de mariposa –dijo el Príncipe– y la Princesa jugó y bailó conmigo. Fue feliz por primera vez en su vida y ahora nos queremos casar.
–¡No lo permitiré! –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
–Si no lo permites, te declaro la guerra –dijo el Príncipe sacando la espada.
–¡Servidores, vigilantes, tías! –llamó el Emperador.
Y todos entraron corriendo, pero al ver al Príncipe empuñando la espada se pegaron un susto terrible.
A todo esto, la Princesa Sukimuki espiaba por la ventana.
–¡Echen a este Príncipe insolente de mi palacio! –ordenó el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Pero el Príncipe no se iba a dejar echar así nomás.
Peleó valientemente contra todos. Y los vigilantes se escaparon por una ventana. Y las tías se escondieron aterradas debajo de la alfombra. Y los cocineros se treparon a la lámpara.
Cuando el Príncipe los hubo vencido a todos, preguntó al Emperador:
–¿Me deja casar con su hija, sí o no?
–Está bien –dijo el Emperador con voz de laucha y ojos de lauchita–. Cásate, siempre que la Princesa no se oponga.
El Príncipe fue hasta la ventana y le preguntó a la Princesa:
–¿Quieres casarte conmigo, Princesa Sukimuki?
–Sípi –contestó la Princesa entusiasmada.
Y así fue como la Princesa dejó de estar quietita y se casó con el Príncipe Kinoto Fukasuka. Los dos llegaron al templo en monopatín y luego dieron una fiesta en el jardín. Una fiesta que duró diez días y un enorme chupetín. Así acaba, como ves, este cuento japonés.

ACTIVIDADES PARA SALA DE 5 AÑOS :
 1) INDAGAR A LOS NIÑOS, SI ES QUE SABEN CUALES SON LOS PERSONAJES DEL CUENTO.
2) HACER QUE  LOS NIÑOS DIBUJEN  Y PINTEN UNA MARIPOSA.
3) HACER QUE LOS NIÑOS INVENTEN EL FINAL DEL CUENTO.
4) HACER UNA RENARRACION DEL CUENTO.

sábado, 7 de mayo de 2016

LA MAESTRA MARIPOSA











EN UN LUGAR LLAMADO BICHOLIN HABITABAN MUCHOS INSECTOS LOS CUALES ASISTIAN A LA ESCUELA DEL ARBOL, EN DONDE SE ENCONTRABA LA MAETRA MARIPOSA, QUIEN RECIBIA A LOS ALUMNOS CON UNA SONRISA.
EN LA ESCUELA SE ENCONTRABAN: EL GRILLO, QUE SE PASABA TODO EL TIEMPO HABALANDO. CHAPULIN, QUE SE ENTRETENIA CON TODO POR SER INQUIETO. LA HORMIGA, QUE TERMINABA PRONTO LAS TAREAS. LA ARAÑA QUE ERA CALLADAPERO PRESTABA ATENCION, Y EL MOSQUITO, QUE SE PELEABA CON TODOS YA QUE SE ABURRIA EN LAS CLASES.
LA MAESTRA MARIPOSA DESEABA QUE TODOS LOS DIAS SUS ALUMNOS REALIZARAN LAS TAREAS COMO LA HORMIGA, QUE PRESTARAN ATENCION COMO LA ARAÑA, Y EN OCASIONES QUE SE MOSTRARAN QUIETOS COMO LA MOSCA, E INQUIETOS COMO EL CHAPULIN PARA EL DEPORTE Y QUE PUDIERAN NARRARAR HISTORIAS COMO EL GRILLO.
ENTONCES LA SEÑORITA MARIPOSA DECIDIO FORMAR EN BINAS( EN PAREJA PARA TRABAJAR): EL GRILLO PARLANCHIN CON LA ARAÑA PARA QUE PERDIERA EL MIEEDO A COMMUNICARSE, EL CHAPULIN CON LA MOSCA PARA QUE PARA EVITAR QUE ESTA SE DURMIERA Y ASI EL CHAPULIN APRENDIERA A ESTAR MAS TRANQUILO. EL MOSQUITO BUSCA PLEITO CON LA HORMIGA PARA QUE SE MANTUVIERA ACTIVO EN LAS ACTIVIDADES DE CRARONPOR PAREJAS MOSTUEADERNO Y NO TUVIERA TIEMPO PARA PELEAR.
AL DIA SIGUIENTE  POR PAREJAS MOSTRARON SUS TRABAJOS.  EL GRILLO NO INTERRUMPIO LA CLASE, LA ARAÑA HABLO FRENTE AL PUBLICO SIN MOSTRAR NERVIOSISMO, EL CHAPULIN NO SE LEVANTO DE SU SILLA NI HIZO RUIDO HASTA TERMINAR LA CLASE, LA MOSCA SE MOSTRO ATENTO TODO EL TIEMPO Y NO SE DURMIO, LA HORMIGA SE HIZO AMIGA DEL MOSQUITO Y ESTE  APRENDIO QUE A LA ESCUELA SE VA A ESTUDIAR.
LA MAESTRA MARIPOSA NOTO CAMBIOS POSITIVOS EN SUS ALUMNOS QUE DECIDIO VOLVER A PONERLOS A TRABAJAR CON OTROS COMPAÑEROS PARA QUE SE CONOCIERAN MEJOR Y MOSTRASEN SOLIDARIDAD APRENDIENDO UNOS DE OTROS.

CREADO POR: ENA RAMOS CH.

MORALEJA DEL CUENTO: SI UN OBJETIVO QUIERES REALIZAR CON UN EQUIPO DE TRABAJO, HAY QUE LLAMAR, Y TODOS UNIDOS COMO HERMANOS LA META ALCANZAR.

VALORES DEL CUENTO: AMISTAD, AYUDA, EMPATIA, COOPERACION, RESPONSABILIDAD, SOCIABILIZACION.

miércoles, 4 de mayo de 2016

CUENTO DE MARÍA ELENA WAHLS

Angelito

Había una vez un angelito que vivía en el cielo sin hacer nada, feliz entre los otros ángeles. Algunas veces tocaba el arpa y otras cantaba una canción que decía así:

Un angelito canta y vuela.
No hace mandados ni va a la escuela.
Nadie lo reta, nadie le pega,
anda descalzo, juega que juega.


Una vez San Pedro lo llamó:
–¡Angelito!
–Mande –le contestó el ángel.
–Andamos con problemas allá en la Tierra –le dijo San Pedro.
–No me diga, San.
–Así es; ven, mira.
San Pedro lo llevó hasta su balcón de nube, donde se veía la Tierra como una manzana acaramelada toda cubierta de maíz tostado.
–Allá hay un chico que nos está dando mucho dolor de halo, un tal Juancito.
–No me diga, San –le contestó Angelito, distraído.
–Travieso, el muchacho –siguió San Pedro, jugando con las llaves para descargar su preocupación–. Ya van cuatro ángeles de la guarda que nos gasta. Ninguno puede con él.
–¿Quiere que pruebe yo, don San Pedro?
–Y, ya que estás aquí sin hacer nada...
–Ya me estoy yendo...
–Espera; no seas tan atropellado. Es una misión peligrosa. Mira que ese chico nos ha devuelto a un custodio con las alas rotas, a otro con tres chichones y al Rafaelito con un ojo negro.
Angelito silba, impresionado.
–Claro que el chico no sabía que eran ángeles, pero qué le vamos a hacer, ese es nuestro secreto.
–Así es, San, no debemos decir nada –le dijo Angelito, que se moría por contarle a todo el mundo que era ángel.

–Vamos a intentar contigo –siguió San Pedro–. En primer lugar no vas a ir a la Tierra volando, como todos, sino en plato volador, que es más rápido y seguro.
Angelito se puso a saltar de entusiasmo.
–Espera, Angelito, no seas tan atropellado...
Angelito salió corriendo, trepó a la cabina y...
–10... 9... 8... 7...
–Espera, Angelito, que no te di las instrucciones ...
–A la orden, mi comandante.
–Primero, vas a ir disfrazado.
San Pedro le plegó las alas y después lo vistió con una camiseta, un pantaloncito y unas zapatillas rotosas. También le dio una maletita con un guardapolvo y los útiles de la escuela. Ah, y una pelota de fútbol, claro.
–¿Y qué hacemos con el halo, don San Pedro?
–Cierto, brilla mucho... Por el halo te conocerán. Vamos a esconderlo adentro de la pelota.
San Pedro la descosió, guardó el halo adentro y volvió a cerrarla.
–Bueno, me voy. 6... 5... 4...
–Espera, Angelito, no seas tan atropellado... Todavía no te di las señas del chico que tienes que custodiar.
San Pedro le tendió un papel y esta vez sí Angelito trepó a su plato volador y...
–4... 3... 2... 1... ¡Cero !... ¡Hasta la vuelta, don San Pedro!
Juancito andaba por el campo, solo como siempre, triste y sin amigos. Había faltado a la escuela y se aburría.
Tenía ganas de jugar con alguien.
De pronto le pareció oír un zumbido, allá arriba... Quizás un avión... pero no. No vio nada por el cielo. Ni nube ni pájaro ni máquina.
Angelito aterrizó muy despacio, escondiendo su OVNI tras un árbol, cosa bastante inútil pues el artefacto era completamente invisible.
Se acercó a Juan, jugando con la pelota y silbando distraído. Juan lo miró con desconfianza.
–¿De dónde has salido? –le preguntó.
–De por ahí nomás.
–Dame esa pelota.
–No –le dijo Angelito–; tengo que ir a la escuela.
–No; mejor quédate aquí y juguemos –le contestó Juan.
–No; primero te acompaño a la escuela.
Y ahí nomás Juan lo atacó para robarle la pelota. El ángel no la soltaba. Juancito le pegaba y él, como era ángel, se dejaba pegar hasta que se cansó y dominó a su contrincante con un buen pase de yudo.
Juan se quedó quieto, enfurruñado y lloriqueando. Angelito le tendió la mano:
–¿Somos amigos?
Juan no contestó.
Al día siguiente fueron a la escuela juntos; Angelito comprobó que era cierto lo que le dijeran en el cielo. Juan pasaba la mañana molestando, chillando, haciendo borrones, arrojando tiza, tirándole del pelo a las niñas, rompiendo cuadernos y dibujando monigotes con cola y cuernos que, desgraciadamente, causaban mucha gracia a sus compañeros.
Angelito le daba consejos y hasta trataba de sujetarle las manos. Inútil. Una tarde lo llevó a pasear al campo y allí trató de sermonearlo: que tenía que portarse bien, y que patatín y que patatán. Juancito se tapó los oídos y le sacó la lengua. Entonces el ángel se quedó triste y callado, y al fin dijo, por decirle algo bueno:
–Te regalo la pelota.
Juan se puso contento. Angelito no se acordaba para nada del tesoro encerrado en la pelota.
Jugaron los dos un buen rato, hasta que la pelota fue a parar a un alambrado y allí se desgarró toda contra las púas, que nunca faltan en este mundo. Juan recogió la pelota y vio sorprendido que de adentro salía luz. No se animó a romperla del todo pero la desgarró un poquito más y vio algo que brillaba...
Sacó delicadamente un círculo livianito como el aire... un aro de oro... un hilo redondo y como de miel.
–¿Y esto?
–Nada, es mi sombrero –contestó el ángel.
–¿A ver cómo te queda?
El ángel se puso el halo, que brillaba como una tajadita de sol.
–Entonces, ¿eres un ángel? –dijo Juan.
–Claro, tonto; soy tu ángel guardián.
–¿Y por qué no me lo dijiste?
–Porque es un secreto. Nosotros nunca decimos nada; ni siquiera se nos Ve.
–¡Qué lástima! –dijo Juan.
–¿Por qué qué lástima?
–Porque si yo hubiera sabido que tenía un ángel me habría portado bien.
–Ahora ya lo sabes.
–Ajá –dijo Juan.
Y se fue caminando despacito, abrazado a los restos de su pelota, mientras el ángel volvía a su OVNI para seguir cuidando a Juan desde el cielo.
En las altas esferas lo esperaban para amonestarlo por haber revelado el secreto de su misión.
Resultado de imagen para ANGELITOJuan oyó un zumbido, miró para arriba y no vio nada, pero se imaginó y dijo adiós con la mano. Después fue a su casa, abrió el cuaderno y cuando se puso a hacer los deberes le salieron todos con letras de oro.

Un angelito canta y vuela,
hace mandados y va a la escuela.
Nadie lo ve ni lo verá
y aunque se vaya se quedará.